Compartimos la segunda parte sobre la historia de Manuela Cañizares.
Interior Casa Parroquial de El Sagrario
Manuela Cañizares: la mujer fuerte del 10 de agosto
Segunda Parte
Susana Freire García*
Los cabecillas del movimiento independentista se reunían principalmente en la casa de Manuela Cañizares y en la de Juan de Dios Morales, para diseñar las estrategias del golpe revolucionario que tenían previsto dar. Sin embargo, la imprudencia de uno de los cabecillas, el Capitán Juan Salinas, quien le contó al padre mercedario Andrés Torresano sobre las intenciones de dar término al régimen colonial, puso en serio peligro a todo el grupo, ya que el mercedario fue inmediatamente a denunciar el hecho, ante el presidente de la Real Audiencia de Quito Conde Ruiz de Castilla. Fue así que una noche, luego de salir de la casa de Manuela, fueron apresados Juan Pio Montúfar. Juan Salinas, Quiroga, Morales, José Riofrío y Nicolás de la Peña. El 9 de marzo de 1809 se instauró la causa criminal contra ellos. Entre los quiteños el temor era evidente, y mucho más, en los allegados a la causa revolucionaria. Algunos de ellos optaron por esconderse, mientras Manuela trataba por todos los medios de ayudar a los detenidos. Una vez concluido el sumario, se dictó la orden de pena de muerte para los encarcelados. Esta noticia fue un duro golpe para Manuela, más un hecho inesperado, dio un giro a los acontecimientos, ya que cuando el secretario Pedro Muñoz se disponía a informar sobre el proceso al Conde Ruiz de Castilla, no halló los documentos acusatorios, y por ende se quedó sin pruebas en contra de los detenidos. Todo parecía indicar que personas afines a la causa revolucionaria sustrajeron los papeles, lo que obligó a las autoridades españoles a liberar a los presos.
Luego de este incidente, las medidas de precaución fueron extremas. Lejos de acobardarse, los cabecillas empezaron a trabajar con más ímpetu. Manuela reforzó su decisión de seguir organizando las tertulias en su casa, pese a los riesgos que corría, ya que si los españoles descubrían su participación, podía incluso perder la vida. Su tesón y lúcida inteligencia, eran los pilares que a diario la sostenían. En las reuniones animaba a sus compañeros de batalla, y a la vez expresaba sus ideas abiertamente. Ellos respetaban su criterio, aun cuando temían incriminarla demasiado en los hechos. Es por ello que decidieron alternar las reuniones unos días en casa de Manuela, y otros en la de Javier de Ascázubi. Y fue precisamente en esta última, en la cual se redactó el Acta de instalación de la Junta Suprema de Quito el 7 de agosto de 1809, bajo la dirección de Juan de Dios Morales. Al día siguiente se redactaron los poderes que otorgaron los representantes de los barrios de la Catedral, San Marcos, San Blas, San Sebastián, San Roque y Santa Bárbara, así como de las instituciones colegiadas civiles y religiosas. En total se nombraron a 36 diputados.
Los días posteriores fueron de intensa actividad. Entre todos habían decidido que la última reunión y la más importante, se haría en la casa de Manuela Cañizares. La misma estaba prevista para la noche del 9 de agosto, en las vísperas de la festividad de San Lorenzo. Acostumbrada a vivir al filo de la navaja, la mujer fuerte asumiría la causa independentista en nombre del pueblo quiteño…
Continuará...*susanafg22@yahoo.com
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