martes, 24 de noviembre de 2009

INSUMISA VECINDAD. Memoria Política del Barrio de San Roque

“En 1762 las autoridades temieron otro estallido en el barrio en razón de los “acontecimientos pasados”, por lo que la gran rebelión de 1765, que empezó en dicha parroquia, no fue un asunto inesperado. La rebelión popular se constituyó así en una tradición distintiva de la parroquia y el barrio, y fue la razón para su identificación como “barrio bravo” desde aquellos tiempos hasta la actualidad.”


Invitamos a ustedes a la presentación del libro Insumisa Vecindad a los vecinos del barrio de San Roque.

Jueves 26 de noviembre de 2009, 17h00
Colegio Darío Guevara, Calles Rocafuerte y Cumandá


Los pocos investigadores que se han interesado en la trayectoria histórica de las luchas populares en el Ecuador, han descubierto con sorpresa, la irrupción insumisa y combativa de una comunidad quiteña en el s. XVIII: la vecindad de San Roque. Aquella colectividad conformada por gentes de baja ralea (indios y mestizos de toda laya) y trabajadores de las profesiones más humildes, protagonizaron una serie de acciones que justificaron en dicha época su bien ganada fama de gentes altaneras, levantiscas y revoltosas.

A partir de entonces y a medida que transcurrieron los siglos, su expediente sedicioso se fue incrementando peligrosamente. Desde la segunda década del siglo XVIII hasta mediados del s. XX, se fue engrosando con toda clase de trasgresiones al poder y al estatus quo, desde faltas de respeto ejercidas en contra de las máximas autoridades civiles y eclesiásticas coloniales, hasta linchamientos a exgobernantes, pasando por la destrucción de edificios públicos y tomas de las principales plazas de la ciudad.

El presente libro incluye un compendio de todos los conflictos, pleitos, tensiones, disturbios y levantamientos, debidamente contextualizados, que han protagonizado los sanroqueños en su larga historia como comunidad vecinal desde el s. XVI hasta la primera mitad del s. XX, al mismo tiempo que busca las causas y rastrea los diversos efectos que desencadenaron. Para ello se han investigado diversas fuentes ya sean: visuales, escritas (documentos coloniales y republicanos, estudios, revistas, periódicos y libros) y, sobre todo, vivas y orales (los mismos sanroqueños, los que aún viven dentro del barrio o quienes han tenido que mudarse a otros sectores de la ciudad).

Sin embargo, no se trata tan solo de un relato descriptivo sino interpretativo. De ahí que se da respuesta a preocupaciones fundamentales: ¿De qué condiciones sociales, culturales e históricas se desprende tal disposición a la rebelión? ¿De qué forma este comportamiento político-social fue evolucionando en el tiempo? y ¿En qué medida el ánimo rebelde de los sanroqueños fue conducido o utilizado, por grupos exógenos, especialmente por las élites sociales de Quito?
El presente libro es además una "memoria política", porque los sucesos y procesos seleccionados son precisamente aquellos que revisten importancia para el presente y para comprender el significado de la violencia política y la relación entre el poder y los sectores populares.


COMENTARIO DE HUILO RUALES

La historia oficial suele ser un museo en donde se exhiben piezas de oro, armas, preseas, uniformes convirtiéndose en polvo, fetiches, cabelleras, en suma, los trofeos a veces reales, a veces, ortopédicos de la gloria. Lo que significa, en suma, la exhibición de una memoria selectiva –tergiversada- acorde con las conveniencias del poder. De allí que resulta enriquecedor y apasionante, abrir un libro como si se abriese la puerta condenada de la historia y leerlo como si penetrásemos en el ámbito oscuro donde yacen para siempre la verdad y sus claves. Ese es el caso de Insumisa Vecindad, relato histórico sobre el barrio San Roque.

Manuel Espinosa Apolo, historiador cuya pasión fundamental es la investigación y la escritura de la memoria secreta de los pueblos, en este volumen nos entrega una estupenda muestra de su trabajo. A través de ella nos sumerge en la memoria del barrio quiteño de San Roque, cuya singularidad histórica trasciende lo anecdótico y muestra su fuerza identitaria que lo convierte en un grupo social clave en el desarrollo histórico de la ciudad.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Jornadas de Cultura y Desarrollo

Te invitamos a la Jornadas Cultura y Desarrollo, en las que conocerás iniciativas barriales e insitucionales en el ámbito de la cultura en la ciudad de Quito, reflexiones alrededor de la cultura, estrategias de desarrollo y cultura, y de responsabilidad social corporativa, acompañadas por puestas en escena teatrales y un recorrido por el centro histórico y museos.

Quito Eterno presentará una parte de su experiencia en gestión cultural junto a los miembros de la Red de Gestores Culturales del centro histórico.

Este 19 y 20 de noviembre de 2009 en el Museo de la Ciudad.

La agenda completa del evento se puede revisar en este vínculo.

martes, 29 de septiembre de 2009

Duele...

Duele profundamente cuando ves que otros se aprovechan de un trabajo que, durante ocho años, ha sido construido con respeto, disciplina y, sobre todo, con un amor que no alcanza en el pecho. Duele cuando utilizan tu nombre (y el de la gente que trabaja contigo), para llevar a estudiantes a rutas mal diseñadas, incumplidas, desorganizadas. La competencia no nos molesta, al contrario, nos ayuda a mejorar... pero duele que esa competencia sea tan mediocre que termine perdiendo (para ellos y para nosotros) museos, colegios y amigos.
Hoy, por tercera vez en este mes, Sandrita (nuestra jefa de ventas) escuchó el reclamo airado de una profesora, a causa de lo mal que habíamos tratado a sus alumnos el año pasado, al dejar a 120 muchachos sin poder entrar a un museo del centro histórico. Ya antes, en otro colegio, le habían cerrado la puerta, acusándola de ser una estafadora.
Los amigos que han creído en nosotros, durante todo este tiempo: usuarios de nuestras rutas, directores y trabajadores de museos, priores y religiosos, profesores y alumnos amantes de Quito... estarán tan sorprendidos de esto como yo.
Y es que esas rutas no las ha realizado Quito Eterno, sino un grupo de aprovechados que (y esto es lo peor) se presentan como parte de nuestra fundación, utilizando incluso el nombre de la Sandrita.



Así que escribo esta pequeña entrada de parte de Pablo, Gaby, Édgar, Lucía, Lenin, Lorena, Sandra, Natalia, Carmen, María Isabel, Paquito, Consuelo y yo. La escribo, también, de parte de todos los amigos y compañeros que dejaron tanto en este sueño, durante estos ocho años. Y la escribo para apelar a todos nuestros amigos, para que difundan esta noticia y alerten a profesores, directores y rectores de los colegios de la ciudad, para que se aseguren de que las personas que llegan a ellas en nombre de Quito Eterno les estén diciendo la verdad.

Gracias a todos y todas.

Javier Cevallos Perugachi

El diablo
Gaspar de Mogrovejo y Ango
El Danzante

viernes, 21 de agosto de 2009

Velada Libertaria: Galería




Todas las fotos de la galería están siguiendo este vínculo.

viernes, 7 de agosto de 2009

El Santo que da Marido: galería

Gracias a todos quienes asistieron a ver la obra de teatro "El Santo que da Marido" en su primera temporada. Con llenos todos los días de función, fue grato para todos en Quito Eterno presentarles este trabajo. Compartimos aquí algunas fotos de la obra.






La galería completa se encuentra siguiendo este vínculo.

jueves, 2 de julio de 2009

El Santo que da Marido

Quito Eterno presenta “El Santo que da marido”, una obra de teatro dirigida por Edgar Freire García, con la actuación de Carmen Ruiz y María Isabel Ruiz.

Temporada: Jueves, Viernes y Sábado, del 16 al 25 de julio de 2009

Hora: 19h30

Lugar: Casa Museo María Augusta Urrutia, Calle García Moreno N2-60, entre Sucre y Bolívar, diagonal a la Iglesia de la Compañía, Quito

Valor: $5 público en general, $ 4 estudiantes y niños. (Jueves $4 todo público)

Funciones para colegios, universidades y grupos: previa reservación
Para instituciones educativas se realizarán talleres pedagógicos después de la obra.

- Lo último que se me ocurrió es acudir donde una señora que parece bruja, porque ella me ha dicho que para conseguir marido debo obtener el sombrero del hombre amado, que coloque en su interior una foto y encienda un vela negra durante 13 días…

- ¿Cómo es posible que una mujer bella y virtuosa de tan solo 30 años tenga que recurrir a ciertos métodos para conseguir marido?


En un lugar de Quito se encuentran una Beata y Ana Luisa Muñoz, “La Negra Mala”. A esta última le aqueja un problema: ha pasado los treinta años de edad y aún no ha podido conseguir marido. ¿Se quedará para vestir santos? ¿Tendrá la Beata algún remedio para sus males? Quizá San Antonio de Padua, el milagroso Santo que da marido, sea la solución a sus problemas.

No se pierda esta quiteña historia y conozca las preocupaciones de estas dos mujeres, de principios del siglo XX, que bien podrían ser del XXI…


Más información y reservaciones:
info@quitoeterno.org • 228-9506

Cómo llegar en trole
Las paradas Santo Domingo (sentidos norte y sur) están a tres cuadras aproximadamente de la Casa Museo.

Cómo llegar en auto
El estacionamiento más cercano es el del Museo de la Ciudad. La entrada está en la calle Morales, junto a la Av. 24 de mayo, arriba de La Ronda.
El estacionamiento Cadisan está cerca también, en la calle Mejía, entre Benalcázar y García Moreno.

Aquí está un vínculo donde usted puede ver un mapa de las calles del Centro Histórico aledañas a la Casa Museo María Augusta Urrutia.

martes, 23 de junio de 2009

Ya viene, El Santo que da marido




- Lo último que se me ocurrió es acudir donde una señora que parece bruja, porque ella me ha dicho que para conseguir marido debo obtener el sombrero del hombre amado, que coloque en su interior una foto y encienda un vela negra durante 13 días…

- ¿Cómo es posible que una mujer bella y virtuosa de tan solo 30 años tenga que recurrir a ciertos métodos para conseguir marido?

viernes, 8 de mayo de 2009

Maratón del Cuento

Por cuarta ocasión se realiza en nuestra ciudad la Maratón del Cuento. Con el lema: Quito una ciudad que lee los habitantes de esta ciudad, en especial los niños y jóvenes, podrán vivir esta fiesta de la literatura.

La cita será en el centro Cultural Itchimbía, del 11 al 17 de mayo. Para consultar la agenda de la Maratón del Cuento puede consultar este link.

Aquí un afiche de uno de los eventos de la Maratón del Cuento:

miércoles, 29 de abril de 2009

Día de la madre

Hemos decidido ofrecer a nuestros amigos una alternativa diferente para celebrar. Haremos algunos recorridos especiales durante la semana del 5 al 10 de mayo, con personajes tradicionales de Quito, visitando lugares simbólicos del centro histórico.
Será una experiencia de encuentro con la ciudad, como si ella misma fuera la homenajeada.
Al final habrá una cena tradicional o chocolate quiteño, de acuerdo a su preferencia.
Para reserva o tener más información pueden contactarnos a nuestros teléfonos: 228-9506 / 295-4469.
O pueden escribirnos un e-mail al info[arroba]quitoeterno.org.

martes, 24 de marzo de 2009

Desde que decidí contar historias sobre Quito…

Por: Carmen Ruiz

Algunas veces cubierta de negro y a paso lento, con el peso de los años en el rostro y la voz, otras veces en cambio con una falda roja, chal amarillo, trenza y una canasta de la cual sale no sólo el sabor sino el fruto de cada mañana; amasada y horneada la harina y los chismes sobre una posible revuelta en la ciudad. En un par de ocasiones fui también a una de las montañas sagradas, esta vez era una hierbatera, aquella mujer que encontró un lugar donde aún crecen las plantas más usadas para curar los males: de ojo, de espanto, de aire, de amor. Ahí está la quebrada donde se esconden duendes e incluso brujas; algunos llegaron a confundirme con la “bruja del Itchimbía”.

Algo es seguro, cada vez que representé estos personajes: Beata, Panadera o Hierbatera algo en mí cambiaba y dejaba de ser Carmen, la muchacha alegre y chistosa para ser alguien más: un personaje anónimo que vive en la ciudad y que en su día a día llegó a mirar a los quiteños de una manera distinta, de una manera más sensible, más humana.

De igual manera han sido muchas las personas que han querido saber de la ciudad, niños, jóvenes, adultos, conocidos y desconocidos. Estoy segura que siempre se llevaron algo de mí y, por supuesto, yo de ellos.


Recuerdos tengo varios, he visto muchas risas y también algunos llantos, pero quizá el que más ternura me trae cuando lo tengo en mente es aquel que, en mi primer año, con un grupo de doce niños, cuando íbamos a jugar “un puente se ha caído”, todos estaban muy animados, escogí a dos niñas para que sean el puente. En ese momento una de ellas mencionó que su otra compañera “no podía”, yo pregunté: ¿por qué? La niña señaló y dijo que a su compañera le faltaba una mano. Aquella bajó la cabeza y se sonrojó. Yo le dije que eso no importaba que simplemente la sujetara de la manga del saco y que siguiéramos jugando. Todo terminó bien pero lo que no olvidaré es la mirada y gran abrazo que la niña me regaló al momento de despedirnos. Toda ella me decía: Gracias.

A veces me pregunto ¿cuántos atropellos tenemos que pasar las personas? Estamos acostumbrados a mirar extraño o hacernos a un lado cuando alguien tiene alguna diferencia. A cuántos de nosotros nos haría bien tener sus ojos para mirar lo que ellos, observar, tocar y sentir como ellos: el cojo, el ciego, el mendigo, porque a la final todos vivimos y hacemos esta ciudad.

Aún me quedan muchas experiencias por vivir y cada vez estoy más atenta a lo que sucede en la cotidiana convivencia.

Convivir, un verbo que ha cobrado un nuevo significado para mí y que invito a todos a repensarlo, porque el estar con, el vivir junto a es lo que hace también a una ciudad.

miércoles, 25 de febrero de 2009

Esquizofrenia

Por: Natalia Dávila

Entrar en personaje es sambullirse en otro mundo, es ser parcialmente esquizofrénico para tener la convicción de una realidad en la propia piel y poder transmitírsela a los demás con credibilidad, o por lo menos sin una burda sobre actuación. Pero qué sucede cuando en medio de esta magia, una profesora de la institución que está asisitiendo a una Ruta de Leyenda, suelta una pregunta del calibre de una bomba atómica para el personaje en acción: “Señoritaaaaa, ¿y ésto que ustedes hacen lo financia el Municipio? ¿Y usted estudió para ser guía de turismoooo?” Es importante situar el momento de la pregunta, porque si se diera de manera discreta, sería un hecho mínimo. Pero no, sucede justo en medio de la ruta, cuando se reparten los refrigerios a los estudiantes y todos ellos se encuentran juntos y escuchando cada palabra de su maestro.

Es tan brutal el impacto de este tipo de preguntas, y peor si llegan juntas, que el romanticismo de esta historia de matices blanco y negro, y traida de hace más de cien años, es empapada por un inesperado baldazo de realidad. En un segundo, el trabajo de ambientación, el carácter adquirido, la postura, el tono de voz, TODO, desaparecen, y la persona tras el personaje emerge...

A una simplemente le sacan los diablos

A un tris de reprender a la maestra, en un esfuerzo sobrehumano por contener a la bestia dentro de mí, logro una sonrisa cordial que emerge también con una respuesta definitiva: NO. Pero es demasiado tarde, ya las estudiantes han saltado dentro de la ruptura para averiguarlo todo, “¿y qué estudió, y cómo se llama, y cuántos años tiene?”. En ese punto es casi imposible salir airosa e intocada de tal acoso, así que arrinconada por niñas curiosísimas, suelto un par de datos. “No soy guía de turismo, tengo un título de arquitecta, pero en realidad soy pianista”. La curiosidad ha sido engañada, así que me doy la vuelta y retomo mi personaje, cuando de pronto escucho: “Woooow, es arquitecta y es pianista, y además es actriz y utiliza ese vestiiiiido. Cuando sea grande quiero ser como tú, ¡eres una DIVA!”. No hay manera de contenerse ante este tipo de comentarios, y la carcajada al unísono fue inevitable. Luego de esto, a pesar de haber perdido la solemnidad, conservé su respeto, atención y colaboración para alimentar de datos mi ruta para futuras vivencias. Nunca hay que negarse a aceptar información que una no posee. Al hablar de Santa Mariana de Jesús y las penitencias que se hacía con ortiga, rápidamente me contaron que un efectivo remedio casero consistía en untarse mocos para aliviar el ardor.

¿Para qué resistirse? Es más fácil dejarlo fluir y reír, y reconocer que una de las cosas más satisfactorias de este trabajo es ese contacto con la espontaneidad, el indefenso descaro, y la vivacidad que poseen los niños y los adolescentes, y que nunca deberíamos perder. Gracias a ellos, las rutas tienen vida y yo, mi título de Diva.

Reflexiones sobre "Esquizofrenia"

Por: Édgar Greire-García

En una ciudad donde el concepto de cultura se viene resignificando por los diversos eventos promocionados por la Casa de la Cultura, el Municipio de Quito y las múltiples entidades artísticas, vale cuestionarse sobre cuáles son las nuevas percepciones que se tiene sobre los conceptos de cultura y arte. ¿A qué se define como arte? ¿Cuál es la idea que la gente tiene sobre lo artístico, sobre el trabajo mismo del artista y sobre la producción en general? Yo creo que por un lado, se tiene una idea muy vaga sobre el concepto del arte y por otro, hay una especie de modelos o cánones establecidos sobre lo que es arte y lo que no. ¿Un concierto cualquiera de música es arte? ¿Un conjunto de presentaciones al aire libre es arte? O, ¿sólo es verdadero arte aquello que se presenta en los teatros Sucre, Variedades o en la Casa de la Música? Además, continuamente se escuchan expresiones tales como: “¡Eso sí es arte!” Refiriéndose a una presentación de danza clásica, donde la inmensa mayoría desconoce sobre los movimientos básicos de danza. “¡Eso sí es música!”, cuando se presenta una ópera en el Teatro Sucre, aunque no seamos una cultura de ópera ni se entienda la trascendencia de este género, incluso a veces ni el idioma. Y así, percepciones de este estilo se manejan a la ligera en cualquier instancia. Estamos acostumbrados a ver solo un tipo de arte y desconocemos mucho sobre el trabajo del artista y las varias y nuevas tendencias, lejos ya de lo clásico, lo “dramático”, o de las temáticas sociales tan redundantes en el arte ecuatoriano. Con este breve preámbulo podemos entonces comprender la reacción de mi compañera de trabajo en cuanto a sus experiencias de ruta.

viernes, 13 de febrero de 2009

¡Invaluable joya en Quito!

Por: Alex Manzano

Definitivamente Quito no es la misma desde hace algunas semanas. No se han construido modernos edificios, tampoco eficientes avenidas al vivo estilo del siglo XXI, el sol nos ilumina de la misma manera, la lluvia ha caído hacia abajo como siempre y con todas estas acostumbradas normalidades, no es la misma para mí.

¡Cómo ha de ser la misma ciudad de todos los días si ahora las casas del centro histórico, antes desapercibidas para mis sentidos me cuentan historias nunca sospechadas! Ahora que las calles me cantan al oído diversas anécdotas comprendo gran parte de la forma en la que se ha construido la actual ciudad y cómo gran número de acontecimientos en la misma sucedidos se repiten variando sus formas, pero de contenidos y personajes bastante parecidos. Las casas emanan olores de pasados años, las voces de los fantasmas se niegan a morir cuando hay alguien que los recuerda, que los convoca trayéndolos al presente haciendo que revivamos un no muy lejano Quito.

Soleada la mañana y con los nada extraños vientos fríos entré acompañado de un excelente compañero, Lenin, a la antigua Maternidad en la cual funciona actualmente la Escuela Taller Nº 1. Impactante fue el primer encuentro con el interior de la antigua Maternidad, ya que a los iniciales tímidos pasos, se presentaron ante mí cuatro grandes enredaderas de flores de un color muy vivo, ente amarillas y tomates, que se alzaban vistiendo las columnas de la entrada.

Entramos al primer salón donde el baile de muñecas de los futuros maestros en el arte del tallado de madera rítmicamente acompañaban las canciones de una radio vieja que proyectando sus ondas rompían el silencio impuesto por la concentración y dedicación de los casi egresados; estaban elaborando su obra final que han de presentarla en marzo del presente año. Todos ellos conocían a Lenin de antes, ya que el lugar era parte de su recorrido. Ahora empezó con las primeras explicaciones y recomendaciones para que pueda tener ideas para mis futuras visitas al taller. Me fue difícil atender las explicaciones dadas, o tal vez las dejé en segundo plano ya que me encontraba sorprendido y emocionado al ver parte de los trabajos ya realizados por los estudiantes, las técnicas utilizadas revelaban gran talento, ni siquiera imaginé que existían estos talleres, es por eso y por mi inhabilidad con las manos para algunos trabajos que las palabras escogidas para este taller son definitivamente sorpresa y admiración.

Bajamos después al taller donde se trabaja la piedra, gran contraste de esta con el color de la madera, con su textura y en fin con todo, pero no por eso menos bella. El Maestro Gonzalo Guachamín, responsable de la enseñanza en este taller nos recibió sin mayor sorpresa, puesto una chaqueta jean, botas, una gorra desgastada y sus manos llenas del polvo que las cubre al dar cada golpe a la piedra para que tome la forma deseada. Sin darme cuenta el maestro ya estaba hablando de cómo desarrollo su destreza para trabajar la piedra de forma que le permitiera participar en obras que hasta hoy al recordarlas hace que sus ojos se llenen de un especial brillo y su voz se agrande. Le pidió a su alumno (el último que queda ya que “los otros nueve ciudadanos” han dejado la escuela taller hace algún tiempo) que sacara un libro. Detenerse y pensar en los requerimientos para lograr un trabajo de piedra que sea tan bueno como para estar en lugares como el Teatro Universitario, Congreso Nacional, en iglesias y que además todo esto sea documento en un libro hecho por la Casa de la Cultura, demuestra que en realidad las personas que las realizaron sabían muy bien lo que hacían.

Al salir de la antigua maternidad muchas preguntas me atraparon, no tendrán respuesta, pero es bueno plantearlas: ¿Cuántas de las personas que veo a diario caminando por la calle tendrán trabajos u oficios tan peculiares, que son grandes, aunque no sean conocidos y menos aún reconocidos?

martes, 13 de enero de 2009

Guardianes del Patrimonio

Quito Eterno se encuentra realizando las Rutas de Leyenda para el proyecto Guardianes del Patrimonio. Aquí algunas fotos de los recorridos de los últimos días.




Más fotos las pueden ver en esta galería.

miércoles, 7 de enero de 2009

En la casa de Marieta

Por Natalia Dávila

Mi abuelita se llamó María Virginia Bravo y mi abuelito Sixto Salguero. ¡Qué orgullo! Todavía mantengo los recuerdos vivos: mi abuelito saliendo todas las tardes después del almuerzo, desde su casa en el barrio El Dorado, hacia la Plaza Grande; mi abuelita, sentada en el patio junto a mí, batiendo las claras de los huevos para preparar el más delicioso rompope que haya probado en la vida; y mi tía abuela que se sentaba en una vieja silla de madera en la cocina y con los ojos cerrados empezaba a rezar. Todos decían en ese entonces que ella era una beata. Yo no tenía idea de lo que eso significaba, solo sabía que sus rezos me ponían la piel de gallina. En vacaciones pasaban semanas enteras donde ellos, me divertía más que en cualquier otro sitio, de hecho yo parecía una viejita más. Me encantaba bordar con esos hilos de arcoiris mientras que mi abuelita tejía en tricot o crochet, diseñábamos vestidos para mis barbies y los cosíamos en su máquina de coser Singer, o regábamos sus cientos de cactus. Por las noches, luego del café, Papi Sixto prendía la chimenea de la sala pequeña y nos sentábamos a recibir el calor del fuego. Mientras conversaban, yo me acurrucuba junto a mi abuelita y la abrazaba con fuerza, me encantaba sentir su piel tan calientita y suave, y percibir el dulce aroma de ese perfume americano que tanto le gustaba.

Crecí y me volví un tanto ingrata, ya no los visitaba mucho y los abrazaba poco. Ahora, los recuerdo con una profunda nostalgia y con alegría también, pues sé que fueron excepcionales, y porque dieron vida a una familia que los mantiene vivos a través de la memoria y la práctica de sus enseñanzas, que ahora llamamos “nuestras tradiciones familiares”. Celebramos la Navidad en la forma en que lo aprendimos de ellos y bailamos con la misma alegría que lo hacían ellos, y por el mismo tiempo también. En medio de la fiesta nunca falta un “!Que viva la familia!” y una buena provisión de licores, que ellos nos enseñaron a apreciar también. Eran hermosos mis abuelitos. Lástima no haber sabido cuánto los extrañaría luego de su partida, y cuánto me hubiera gustado conversar con ellos.

Mi tía abuela relataba acerca de su padre, de sus trajes, sus reuniones en sociedad, de la vida a inicios del siglo XX y un poco antes también. Y ahora, quien lo relata soy yo, desde un personaje, desde una mujer que vivió a mediados del siglo XIX; relato sus costumbres, sus reuniones, sus batallas, su opresión. A veces cuando camino por las calles del centro, siendo Marietta, quisiera estar caminando con mis abuelitos y mis tíos abuelos también, conversando de ese Quito antiguo que yo imagino pero que ellos vivieron y que los impregnó. Quisiera preguntarle a mi tía abuela acerca de las Mercedarias, de sus creencias religiosas, y de sus prácticas como una beata, pues recién después de su muerte conocimos que pertenecía a esta orden religiosa. Quisiera conversar con mi abuelito acerca de que esta mujer a quien yo represento fue la mentalizadora del Teatro Sucre, el mismo teatro que para mi abuelo fue casi su segundo hogar, y en el que por docenas de ocasiones presentó obras de teatro clásicas para las cuales había un vacío total. Quisiera discutir con mi abuelita acerca de la historia del Ecuador, la misma que ella manejaba al derecho y al revés, mientras saborearamos un helado en San Agustín, y luego preguntarle su historia de amor con mi abuelito. A mi tío abuelo le preguntaría del arte de la pintura, la preparación de pergaminos, y talvez saldríamos a hacer un boceto frente a San Francisco.

Y al fin, los invitaría a todos a una ruta de una Marietta construida de experiencias vivas, de relatos de nostalgia y de sabiduría de abuelitos de antaño. Talvez así no sentiría que con su muerte, una enorme parte de mi propia historia también falleció.