domingo, 18 de agosto de 2013

Con motivo de nuestra independencia, nuestra amiga Susana nos invita a redescubrir sobre la conformación de la primera Junta Suprema de Quito.

Sala Capitular del Convento de San Agustín.


La Primera Junta Suprema de Quito

Susana Freire García*

Si bien el 10 de agosto de 1809 es el día cumbre del proceso independentista, existen otros hechos históricos derivados de esta fecha con igual relevancia histórica, que no pueden pasar desapercibidos para quienes vivimos en esta ciudad. Uno de ellos es el 16 de agosto de 1809, día en que la Primera Junta Suprema Gubernativa de Quito se instaló en la Sala Capitular del Convento de San Agustín. Sus miembros fueron Juan Pío Montúfar (presidente), el Obispo Cuero y Caicedo (vicepresidente); Juan de Dios Morales, Manuel Rodríguez de Quiroga y Juan Larrea (Ministros de Estado), a más de los representantes elegidos por los vecinos de los barrios del centro o la Catedral, San Sebastián, San Marcos, San Roque, El Sagrario, Santa Bárbara y San Blas. En este Cabildo abierto también estuvieron presentes los miembros del ejército y de las Salas de lo Civil y Criminal, y vecinos y artesanos de los barrios de Quito. En medio de un ejercicio democrático, se aprobaron una serie de decisiones, las mismas que fueron suscritas en una histórica acta. Días después de celebrado este suceso, circulaba por las calles de Quito un Manifiesto mediante el cual se justificaba y respaldaba a la revolución quiteña: “Juramos a la faz de todo el mundo la verdad de lo expuesto. Hombres buenos e imparciales, de cualquier  Nación que seáis, juzgadnos. No os tememos no debemos temeros. Quito, agosto de 1809”.
Lo sucedido en Quito, tuvo el inmediato respaldo y la adhesión de los ayuntamientos de Ambato, Riobamba, Otavalo, Ibarra, Guaranda y Latacunga, no así de Cuenca, Guayaquil y Popayán, y menos aún de los Virreinatos de Lima y Santa Fe. Pese a la férrea oposición, los miembros de la Junta Suprema seguían siendo fieles a los ideales del precursor de la independencia Eugenio Espejo y el 4 de septiembre de 1809, lanzaron un nuevo Manifiesto a los pueblos de América en los siguientes términos: “Pueblos del Continente Americano: favoreced nuestros santos designios. Reunid vuestros esfuerzos al espíritu que nos inspira y nos inflama. Seamos uno. Seamos felices y dichosos, y conspiremos con el único objetivo de morir por Dios y por la Patria. Esa es nuestra divisa. Esa será también la gloriosa herencia que dejamos a nuestra posteridad”. 
Si bien las divisiones al interior de la Junta Suprema y la férrea oposición de los realistas, dieron como resultado su disolución en octubre de 1809 y el apresamiento de los máximos líderes del movimiento independista, para ser asesinados en 1810, este hecho histórico nacido en Quito, constituye la base de nuestro actual Estado Ecuatoriano y de sus diversas instituciones.

*susanafg22@yahoo.com

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