jueves, 3 de octubre de 2013

La importancia de la tradición oral y la memoria se reflejan en inquietudes que la warmi ciudad de Quito nos propone no olvidar.
Susana nos comparte esas inquietudes y la explicación del famoso "Cordonazo de San Francisco" en el siguiente artículo.


El Cordonazo de San Francisco


El Cordonazo de San Francisco
Susana Freire García*

Cuando era niña, el retorno a clases en el mes de octubre, estaba íntimamente ligado a un hecho natural que despertaba mi imaginación y curiosidad, ya que no tenía una explicación científica, sino un origen basado en la memoria colectiva y la tradición oral. Este suceso conocido en Quito como el “Cordonazo de San Francisco”, tenía para mí un significado lúdico, ya que ponía a prueba mis temores y limitaciones.  Las religiosas de la escuela, nos advertían que la torrencial lluvia que ese día caería sobre la ciudad, incluyendo los temibles rayos, implicaba cuidados extremos. Por mi parte solía asistir a clases con un impermeable (obsequio de mi padre) con el cual me sentía invencible. Sin embargo, la fuerza de la naturaleza era superior a mi vestuario, y más que todo a mi ingenua vanidad, y en más de una ocasión, fui sorprendida por la torrencial lluvia hasta quedar literalmente “mojada hasta los huesos”. Lo que más me intrigaba de todo esto, era la puntualidad con que la lluvia caía, ya que el cordonazo se vincula a la fiesta de San Francisco de Asís, que se celebra el 4 de octubre de cada año. Parecía que allá arriba en el cielo, todos se ponían de acuerdo para que la lluvia torrencial cayese precisamente en este día. Y si bien la niña no pudo en ese tiempo encontrar una respuesta ante sus inquietudes, ahora la investigadora tiene en un hermoso documento de autoría del investigador Alfredo Fuentes Roldán, la respuesta a sus inquietudes, y a la vez la alegría de compartirlo con el resto de lectores:
El 29 de agosto de 1563, el Rey de España creó la Real Audiencia de Quito. Poco a poco fueron llegando varias autoridades españolas para gobernar estas nuevas tierras. Por su parte los sacerdotes franciscanos que se hallaban construyendo el templo y el convento de San Francisco, pidieron a la Casa Madre ubicada en Sevilla, que enviase más frailes para continuar con la obra. Fue precisamente en ese mismo año de la creación de la Audiencia, que varios franciscanos emprendieron su viaje desde España, el mismo que estuvo lleno de peligros y vicisitudes. Después de dos meses de navegación llegaron al sur de América, y se tardaron dos meses más en caminar desde Túmbez hasta Quito, ya que la regla franciscana les prohibía usar cabalgaduras. Siguiendo el camino real del Inca llegaron a Quito, al atardecer del 3 de octubre, con los pies destrozados y en andrajos, por las penalidades del viaje. Después de dar gracias a Dios por haberlos protegido, fueron vencidos por un profundo sueño. Sobresaltados despertaron al día siguiente, por el ruido de una estremecedora tempestad que cayó sobre la ciudad. Primero fue una granizada que cubrió de blanco las calles y tejados, y luego una torrencial lluvia que daba la idea de que el cielo se partía en dos, convirtiendo a las quebradas en ríos incontenibles. Los sacerdotes franciscanos rezaban desesperados, pidiendo a Dios que hiciera cesar la tempestad, hasta que de repente la lluvia dejó de caer y el sol hizo su ingreso en Quito, como si nada hubiese pasado.
Pasado el susto, los frailes empezaron a trabajar para reparar los daños causados por la lluvia, y uno de los sacerdotes recién llegados, proclamó con grandes carcajadas que lo ocurrido no era sino el Cordonazo de San Francisco. Todos festejaron la ingeniosa explicación, y al día siguiente la frase salió de puntillas del convento, y corrió de boca en boca como alma que lleva el diablo. La ocurrencia del franciscano se convirtió en un decir popular de los quiteños, tanto que un año después, en la fiesta del patrono que se celebró el 4 de octubre, los parroquianos no solo esperaban la tempestad sino el cordonazo del santo. La tradición quedó establecida en Quito, y todos los años se cumple religiosamente.
(Tomado de Quito Tradiciones Tomo II, de Alfredo Fuentes Roldán).

*susanafg22@yahoo.com

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