miércoles, 17 de julio de 2013

Los "guambras lomeros" aquellos que pasamos gran parte de la infancia en las lomas del Panecillo, Itchimbía, San Juan, recordamos con cariño el vuelo de las cometas, gracias a Susana por regalarnos un artículo que nos invita a volar con nuestros recuerdos...

Cometa, Foto de Susana Freire García




Sueños de cometas

Susana Freire García*

En las vacaciones, un sitio obligado para ir de paseo con los amigos era el Panecillo. Alrededor de este emblemático mirador natural de Quito, se contaban una serie de relatos y leyendas que eran transmitidas por los maestros en la escuela. El que más me emocionaba era el testimonio del Padre Juan de Velasco, quien en su libro La Historia Antigua contaba que los Schyris construyeron en este lugar un templo dedicado al Sol en forma cuadrada y con piedra labrada, que tenía una cubierta piramidal y la puerta direccionada al Oriente, guarnecida con dos altas columnas que se utilizaban como observatorio, para el estudio de los solsticios y los equinoccios. El sacerdote también mencionaba que alrededor del templo existían doce pilastras que indicaban los meses del año, y cada uno señalaba con la sombra, el principio del mes que le correspondía.
Animados por estas historias, los niños ascendíamos al Panecillo llevando con nosotros las famosas cometas, ya que sabíamos que en este mirador privilegiado de Quito, era el mejor lugar para hacerlas volar y divertirnos con ellas. Al respecto cabe mencionar que la cometa fue inventada por los chinos y que en el año 1200 ADC, fue utilizada como dispositivo de señalización militar. Luego llegaron a Europa, en donde existen datos de que en el siglo XII, los niños ya jugaban con las cometas, a las cuales les añadían cuerdas para hacerlas sonar. Lo cierto es que tener una cometa constituía un tesoro en la infancia. Había quienes eran muy hábiles y podían diseñar por sí solos uno de estos juguetes, y otras como yo que teníamos que comprar una ya sea en la tienda o bazar. Después de transitar por un sendero empinado y polvoriento, llegábamos a la cima llenos de emoción. Cada quien corría para buscar un sitio y empezar a hacer volar a la cometa. Esta diversión tenía su arte, ya que había que cuidar todos los detalles para que la cometa pudiese elevarse. En la una punta colocábamos una tira larga de tela que servía como soporte, y en la otra amarrábamos la madeja del hilo que servía para hacerla volar. Cuando el viento soplaba a nuestro favor sabíamos que el momento esperado había llegado. Tímidamente tirábamos del hilo para que las cometas iniciasen su vuelo. Algunos intentos terminaban en fracaso, mas había que tener paciencia. Poco a poco las cometas se iban elevando hasta alcanzar gran altura. Entre risas, tratábamos a toda costa de que nuestras cometas no se cruzaran, para evitar cualquier clase de colapso. Cada uno, se mantenía firme y atento para que su cometa, cual bella ave de papel, volase a rienda suelta, llevando en su cuerpo, impregnados nuestros sueños. Y en medio del juego y la expectación, había un instante para mí, en que la risa se transformaba en silencio, ya que mientras observaba cómo la cometa se acercaba a las nubes, sentía que junto a ella podía volar hacia lugares desconocidos y descubrir por mí misma, aquello que comúnmente me era inalcanzable. Entonces cerraba por un momento los ojos, para sentir la fuerza del viento sobre las mejillas, y pedir con todas mis fuerzas poder algún día llegar a ser una escritora, y así crear relatos alrededor de la ciudad amada. De vuelta a la realidad, el sueño y la cometa volaban a un mismo ritmo, en medio de una incertidumbre e inocencia conmovedoras…

*susanafg22@yahoo.com

2 comentarios:

David dijo...

Me interesa mucho la literatura en general y la latinoamericana mucho mas. Desde hace rato quería conseguir Vuelos a Quito y además de disfrutar de un maravilloso país, también quería disfrutar de sus escritores

Quito Eterno dijo...

Estimado David,

Un gusto poder saludarte, dejamos nuestro correo info@quitoeterno.org y nuestro número telefónico para que nos puedas contactar y poder ayudarte en tu estadía por la milenaria Quito.

Saludos.