Llegamos al final de nuestra historia sobre la estatua de Sucre, los artículos de Susana nos han hecho reflexionar al mirar nuestra historia...
Juan León Mera (1832-1894)
La estatua de Sucre y su polémica historia
Final
Susana Freire García*
La respuesta del gobierno de Caamaño no se hizo esperar. En enero de 1887 circuló en Ambato, un documento titulado Por la estatua de Sucre. En el mismo se acusó a Mera de concitar enemigos al gobierno valiéndose del escándalo y la exageración. El intelectual lejos de intimidarse ante el poder, contestó las acusaciones de Caamaño a través de un opúsculo al que intituló Mi última palabra acerca de la estatua de Sucre, y que fue publicado el 16 de enero de 1887 en Ambato. En él siguió insistiendo sobre la nefasta actitud de Caamaño, quien permitió la mutilación de la estatua con una cuestionable permisividad, dejando además en claro que las relaciones entre Ecuador y España debían basarse en el respeto al pasado, la verdad y los intereses de la patria.
A la par que Mera cuestionó directamente a Caamaño, hizo lo propio con el diplomático español Llorente, a quien se encargó de dar a conocer sus publicaciones acerca de la polémica sobre la estatua de Sucre. Fue así que surgió un intercambio epistolar entre ambos, compuesto de tres cartas de Mera y tres de Llorente. En su primera carta fechada el 5 de enero de 1887, el embajador español no solo negó haber solicitado la mutilación de la estatua, sino que acusó a Mera de sentir un profundo odio hacia España. A su vez Mera le contestó con una frase corta y contundente “los pueblos deben ser generosos pero no desmemoriados” (Barrera 2013: 96). A su vez Llorente en su afán de atacar a Mera, señaló en otra de sus cartas “que las guerras de la independencia no fueron tales, sino simplemente una guerra civil en la que fuimos vencidos por nosotros mismos” (Barrera 2013: 97).
Esta álgida relación epistolar entre ambos, terminó el 22 de enero de 1887 con una carta de Mera, en la que denunció públicamente a sus enemigos políticos liderados por Caamaño y Llorente. A los pocos días, tal denuncia se evidenció, dado que sus opositores iniciaron una campaña internacional para desprestigiar a Mera. La primera muestra fue un artículo publicado en el diario La Unión de Madrid (febrero 8 de 1887), en el que se señaló “que en la capital de la república del Ecuador se han dado mueras a España y a los españoles con motivo de una disposición adoptada por el presidente de la república, a consecuencia de nuestro representante en la misma” (Barrera, 2013: 101). Días después, el 16 de febrero del mismo año, salió a la luz una nota escrita en el Archivo Diplomático y Consular de España, por un corresponsal de la revista en el Ecuador, el mismo que no escondió su simpatía por Llorente, a la vez que criticó al conjunto escultórico adjudicándole defectos de fondo y forma. La nota culminaba con la reproducción íntegra de las cartas intercambiadas entre el embajador español y el Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador José Modesto Espinosa, para dejar en claro el apoyo y prestigio del que gozaba Llorente en el país. Y para castigar aún más a Mera, varios periódicos de España se hicieron eco de la gran celebración que se iba a realizar en Quito, a propósito del primer natalicio del Rey de España Alfonso XII. En efecto, el presidente Caamaño, botó “la casa por la ventana”, con motivo de estos festejos, en los que la presencia de Llorente tuvo un gran peso. Sin embargo lo más que más indignó a Mera fue que sus compañeros de la Academia Ecuatoriana de la Lengua, formasen una Comisión Especial para visitar y congraciarse con Llorente, el día del natalicio de Alfonso XII, a sabiendas de su situación.
Por prudencia, las autoridades españolas decidieron suprimir en julio de 1887, la legación diplomática de España en el Ecuador. Desde su país natal, Llorente siguió atacando a Mera, mas hubo quienes también salieron en su defensa como fue el caso de Juan Montalvo, quien desde París y a través de un folleto titulado Impresiones de un diplomático (marzo 15 de 1888), contestó con su natural ingenio al diplomático español. Dos meses más tarde, Mera publicó su texto El Ecuador y Don Manuel Llorente Vásquez. Estos dos ensayos constituyeron un duro golpe en contra de Llorente, a más de la incorporación de Mera como miembro de la Real Academia Sevillana de Letras el 9 de marzo de 1888.
Cinco años antes de morir y alejado ya de aquella polémica, Mera escribió a su hijo Trajano una misiva, cuyo mensaje tiene en la actualidad una gran validez , razón por la que es necesario leerlo con detenimiento y espíritu reflexivo:
No olvides que cuando aprendas no es para ti sino para tu patria; este pensamiento debe dominarte, para que cuando aprendas sea bello, verdadero y útil, pues, claro, se está, nadie debe ofrendar a su patria monstruosidades, mentira, naderías o variedades. Tú conténtate con la honra de tu nombre y si te la disputa la envidia, o la desconoce la ingratitud de la patria misma, no importa: ni la envidia ni la ingratitud podrán arrebatarte la satisfacción de haber cumplido tu deber. (Barrera, 2013: 138).
*susanafg22@yahoo.com