Hoy jueves, te traemos la segunda parte de "Estamos Bajo Techo".
Retrato de Marieta de Veintemilla
“Estamos bajo techo”
Parte II
Susana Freire García
Tras permanecer exiliada en Lima durante varios años,
Marietta de Veintemilla regresó a Quito el 17 de noviembre de 1898. Su llegada causó revuelo en la ciudad, y
varios de sus amigos y seguidores se agolparon alrededor del coche en el que se
transportaba para darle la bienvenida. Gracias al temple que la caracterizó,
pudo recobrar algunas de sus pertenencias, entre ellas la casa familiar. Sin
demora adecuó sus espacios, en especial la biblioteca nutrida con libros que trajo
desde el Perú, y el salón de baile donde su piano ocupaba un lugar
privilegiado. Estaba decidida a poner en práctica todos los conocimientos
adquiridos en Lima, cuya vida cultural
era más activa que la de Quito.
Animada por su deseo de intercambiar ideas en un ambiente democrático, Marietta
empezó a organizar tertulias en su casa. Mientras tocaba música de su
compositor favorito, el compositor polaco Frédéric Chopin, sus invitados se
deleitaban con su talento interpretativo. Entre los contertulios más asiduos se
encontraban intelectuales y poetas como Celiano Monge, Quintiliano Sánchez, Alfredo
Baquerizo Moreno, Numa Pompilio Llona, Manuel María Sánchez, Eudófilo Álvarez,
Belisario Quevedo, Luis Eduardo Bueno,
entre otros. En cada reunión se abordaron temas filosóficos, anticlericales,
modernistas, estéticos, científicos y sociales. Marietta ponía especial énfasis
en la libertad de pensamiento como base del Estado laico. También abogaba por
la igualdad de la mujer en la sociedad ecuatoriana, y la libertad de cátedra.
Para varios de los contertulios fue un reto hablar con una mujer sobre el pensamiento
de Goethe, Nietzsche, Francis Bacon o Chopin. Tal era la emoción por debatir,
que las tertulias se extendían hasta la madrugada. Fue esa libertad de acción y
pensamiento que Marietta brindó en su casa, la que sirvió de inspiración para
que los contertulios acuñaran la frase “Estamos bajo techo”, vinculada al hecho
de que por primera vez contaban con un
espacio, en el cual podían expresar sus ideas sin temores ni censuras.
La fama de sus tertulias y la calidad intelectual de sus
propuestas, iban en auge. El apogeo de su carrera intelectual y literaria se
produjo el 10 febrero de 1907, cuando fue invitada por los miembros de la
Sociedad Jurídico Literaria (de la que era socia honoraria) a brindar una
conferencia en la Universidad Central. El tema de su intervención giró
alrededor de la sicología moderna. Los asistentes se quedaron impresionados ante
la solvencia que desplegó Marietta al hablar de los filósofos Kant, Hegel y
Schopenhauer. Claro que también hubo quienes se ofendieron por sus expresiones,
ya que esta librepensadora puso a la razón y la ciencia, por encima de la
religión y los dogmas. Lamentablemente su repentina muerte acaecida el 11 de
marzo de 1907, dejó a Quito y a los quiteños, sin una de sus mujeres más
brillantes. Sin embargo su legado, lejos de sucumbir, sería retomado muchos
años después, por un grupo de jóvenes poetas, que al igual que ella harían de
esa casa, un espacio para la tertulia y la controversia.
(Continuará)