Es imposible negar la historia, olvidar el pasado… En la mañana despiertas, y tus pasos te conducen a un destino más o menos determinado; miles de personas yendo a sus lugares de trabajo, buses llenos de estudiantes animosos, y en las calles los sonidos de algún “canillita”, una puerta "lanfor", un baldazo de agua o el raspar de una escoba; breves y fríos pasos atraviesan las plazas, gente madrugadora persignándose ante el Jesús del Gran Poder, la Madre Dolorosa o el santo de su predilección, mientras la lluvia se agota y da paso al fresco olor matutino, regado con jirones del café tostado del “Águila de Oro”, aroma de humitas del “Café Niza”, claveles escondidos en zaguanes, betunes en los portales de la Plaza Grande y cientos de especias exóticas sanfranciscanas…
Y en medio de todo ese familiar barullo, semiocultos por la ciudad, aparecen ciertos personajes que vienen a devolvernos algo que siempre ha sido nuestro, que lo sentimos día a día, que lo vemos reflejado en las arrugas de nuestros abuelos, de nuestras calles y fachadas: nos devuelven escenas de nuestra memoria perdida.
Pero esto no es ficción, ocurre realmente casi todas las mañanas, ¿no me creen? A las 9h30 a.m. al fondo de un pasillo en el segundo piso del Convento de Santa Catalina de Siena, Marieta de Veintemilla espera el momento de cumplir con la orden de su destierro, mientras recuerda los momentos preciados de su infancia; a esa misma hora, un Chulla Quiteño, fabulador y dicharachero, aguarda en el Teatro Bolívar a la llegada de un amor no correspondido; una Panadera del siglo XVIII, cruza la Plaza de San Francisco, preocupada por una posible revuelta que se daría en la ciudad por el problema de los Estancos del Aguardiente; Luis Morocho, artesano escultor de la Escuela Quiteña trabaja en la Escuela Taller Quito un retablo en honor a la Inmaculada Concepción, obra que muy pronto se verá en algún altar de una iglesia; y por último, Ana Luisa Muñoz, ruega a San Antonio, con estatuilla en mano, le confiera la gracia de tener un esposo y no la maldición de muchas mujeres de quedar para “vestir santos”…
Los personajes de historia y de leyenda de Quito Eterno, han estado contándonos sus anécdotas y vivencias desde hace 5 años, reviviendo hechos, leyendas y tradiciones que no merecen desaparecer de la memoria, que nos recuerdan y afirman nuestro devenir histórico, que nos cuestionan sobre las necesidades del presente y nos hacen pensar sobre el futuro de nuestra patria.
Ya nos han visitado miles de estudiantes y personas en general, recorriendo las calles, museos y casas representativas; en la mañana o al caer la noche; y todos se han llevado el mejor recuerdo de La Ronda, del Convento de San Diego, de las cúpulas de La Catedral, de algún piropo, una canción o una anécdota, y lo que es más importante, se han ido con la alegría de reencontrarse consigo mismos a través de la historia de la ciudad.
Aún tenemos mucho que contar, mucho que recorrer. Y si no crees en el encanto de esta ciudad, un día, mientras atravieses la Plaza de San Francisco, detente un momento en el atrio y siente como la ciudad empieza a engullirte en un tiempo de segundos detenidos, de historia cristalizada, cómo la gente que está allí en ese momento, ha estado desde siempre, y escucha el lenguaje quieto de los campanarios…
Édgar Freire-García
martes, 29 de enero de 2008
viernes, 25 de enero de 2008
¿Qué son las Rutas de Leyenda?
¿Alguna vez te imaginaste a ti mismo como un personaje del pasado? En Quito Eterno eso es lo que hacemos todos los días y esta es la forma como presentamos a nuestra ciudad, a nuestra historia.
Encontrarnos con un personaje y tratar de hablar a través de él, ser él, es una de las cosas que hacemos.
Esta actividad nació de la necesidad de conocer y visitar el Centro Histórico de Quito, especialmente entre los más jóvenes. En esta experiencia se juntan: el teatro con la investigación histórica y el uso de herramientas pedagógicas. Queremos que después de una Ruta de Leyenda pienses, recuerdes, cuestiones, pero sobretodo vuelvas a tu historia, a tu arte, a tu Centro Histórico.
Las Rutas de Leyenda fueron creadas desde fines de 2001. Quienes lo hacemos, Quito Eterno, somos un grupo de personas, la mayoría bajo los 32 años, que día a día queremos invitarte a conocer la historia, para luego vivirla también.
Las Rutas se presentaron por primera vez en 2002. Desde entonces han servido a miles de usuarios, principalmente estudiantes de escuelas y colegios de Ecuador. Aquí está un video de una Ruta de Leyenda hecha en la noche, realizado por Ricky Cobo en el año 2003.
Nuestros principales usuarios son estudiantes, de escuelas, colegios y universidades, sin embargo esta experiencia está abierta a todos quienes quieren encontrarse con esta ciudad.
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